Ana Grynbaum ā Una teĆ³loga feminista: Uta Ranke-Heinemann (āEunucos por el reino de los cielos")
- delinquisidorlosli
- 6 dic 2023
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Actualizado: 7 dic 2023
Desafiando mi laicismo a la uruguaya (con su trasfondo de horror hacia toda manifestaciĆ³n de religiosidad) en los Ćŗltimos tiempos he estado leyendo abundante literatura cristiana. No deberĆa llamar la atenciĆ³n, es imposible no pisar alguna vez el terreno de la Iglesia CatĆ³lica para quien se interesa en la cultura y el arte.

Sin embargo, la intelectualidad mal-entendidamente laica, raramente osa meterse en las cuestiones de la fe y su manejo, como si estas fueran menores y se hubieran perdido en un pasado ya superado, o como para evitar alguna suerte de infecciĆ³n innombrable. De esta manera, tan posmoderna, se colabora para que las instituciones religiosas sigan siendo dueƱas absolutas del discurso que las involucra, incluso si ese discurso constituye tambiĆ©n profundas napas de la subjetividad colectiva, mucho mĆ”s allĆ” de tal o cual feligresĆa.
EUNUCOS POR EL REINO DE LOS CIELOS, DE UTA RANKE-HEINEMANN
Entre mis lecturas cristianas recientes se cuenta un libro que, muy sorprendentemente, no suena dentro de la bibliografĆa feminista bĆ”sica del discurrir actual, al menos entre las voces rioplatenses: Eunucos por el reino de los cielos. Iglesia catĆ³lica y sexualidad, de Uta Ranke-Heinemann (1988).
Uta Ranke-Heinemann (Alemania, 1927-2021) fue la primera mujer en obtener el doctorado y una cĆ”tedra en teologĆa catĆ³lica. TambiĆ©n consiguiĆ³ ser excomulgada de la Iglesia por hereje al poner en duda la virginidad de MarĆa en la concepciĆ³n y nacimiento de JesĆŗs.
En Eunucos por el reino de los cielos Ranke-Heinemann analiza el manejo de la sexualidad que ha hecho la Iglesia CatĆ³lica, desde la cĆŗpula hasta las bases, a lo largo de la historia. Muestra cĆ³mo este manejo se ha basado en una profunda aversiĆ³n al sexo en tanto placer, asĆ como en el terror respecto de las mujeres.
REPRODUCCIĆN DE ANTIGUOS PREJUICIOS
El primer elemento sorprendente para los legos es el hecho de que la moral sexual cristiana, es decir la moral sexual occidental tradicional, se base en prejuicios paganos. Los primeros teĆ³ricos cristianos habrĆan adoptado esos prejuicios, con el objetivo de ser aceptados por los paganos y asĆ menguar la persecuciĆ³n de que eran objeto.
Ni en los Evangelios, aun considerando solo los canĆ³nicos, ni en el Antiguo Testamento, ni en las epĆstolas de San Pablo (cuando estos textos son honestamente traducidos y leĆdos) aparecen fundamentos para la represiĆ³n y la misoginia largamente desarrollada por la instituciĆ³n eclesiĆ”stica.
La figura de JesĆŗs predicĆ³ el amor al prĆ³jimo y no el odio a las mujeres. Este amor no se especificĆ³ como contrario al placer sexual, fue la Iglesia la que se encargĆ³ de separar amor de sensualidad a capa y espada.
Ranke-Heinemann recorre exhaustivamente la gĆ©nesis de los conceptos de celibato y castidad, mostrando su origen gnĆ³stico y estoico. En sus palabras āla magnificaciĆ³n de la virginidadā es una āantigualla paganaā (p. 48).
La antigua aversiĆ³n al cuerpo y al placer responde a una ideologĆa de dominio, centrada en el dominio de sĆ, en contra de las pasiones. Esta ideologĆa produjo cruentos episodios de castraciĆ³n, soluciĆ³n extrema al problema de la voluptuosidad, entre cuyos mĆ”s afamados practicantes estĆ” el Padre de la Iglesia OrĆgenes (c.184 - c. 253), quien se auto-castrĆ³.
TambiĆ©n se discuten in extenso los planteos de San AgustĆn (354 - 430) y su adopciĆ³n del ideal estoico del matrimonio exclusivamente a los efectos de la procreaciĆ³n. AdemĆ”s, se analiza su desprecio por el vĆnculo matrimonial y su hostilidad al placer, en tanto supuesto transmisor del pecado original.
Ranke-Heinemann atribuye estos conceptos de San AgustĆn no solo a la influencia del maniqueĆsmo, del cual habĆa formado parte, sino tambiĆ©n a su historia personal y a sus fobias.
Asimismo, recorre la obra de Santo TomĆ”s de Aquino (1225 - 1274) y teĆ³logos posteriores para mostrar cĆ³mo el pesimismo sexual heredado de la AntigĆ¼edad fue acrĆticamente repetido, sistematizado y cruelmente aplicado.
La imposiciĆ³n del celibato tiene una historia violenta y llena de resistencias. Aun asĆ, segĆŗn la autora, su cumplimiento ha sido solo parcial: āEl celibato ha llegado a ser una ficciĆ³nā (p. 109).
EL DIABĆLICO PLACER
La cruzada eclesiĆ”stica contra el placer, representado principalmente por las mujeres, va desde lo cĆ³mico hasta lo trĆ”gico. Desde repetir a Plinio el viejo (m. 79), invocando como ejemplo de conducta sexual al elefante, por su escasa dedicaciĆ³n a la cĆ³pula, hasta montar una organizaciĆ³n genocida con el pretexto de cazar brujas.
El tristemente conocido tratado sobre brujerĆa Malleus maleficarum (Martillo de las brujas, Estrasburgo, 1487), de los monjes Henrich Kramer y Jacob Sprenger, promoviĆ³ y acompaĆ±Ć³ el aparato de persecuciĆ³n, tortura y asesinato de varias decenas de miles de mujeres en Europa durante doscientos aƱos.
El genocidio de mujeres se auto-legitimĆ³ en el supuesto de que la brujerĆa, enemigo tan imaginario como temido, proviene del insaciable apetito carnal de las mujeres.
La caza de brujas solo puede ser cabalmente comprendida dentro de la estructura ideolĆ³gica que le dio lugar, y que Ranke-Heinemann ha expuesto en detalle, con claridad y sin faltarle el humor, aun si irĆ³nico.
AsĆ comenta la fantasmagorĆa del Ćncubo y el sĆŗcubo: (El Ćncubo: demonio copulador masculino, activo, que en la cĆ³pula se sitĆŗa por encima. El sĆŗcubo: demonio femenino, pasivo, que se posiciona debajo.) āSubyace (ā¦) la concepciĆ³n teolĆ³gica de la posiciĆ³n estĆ”ndar en el acto sexual, a la que tambiĆ©n los diablos parecen atenerse: los diablos-varĆ³n yacen encima; los diablos-mujer, debajo. (p. 212)ā
TambiĆ©n se explica cĆ³mo esta fantasĆa erĆ³tica surge de la idea de Santo TomĆ”s de Aquino, el gran organizador de la teologĆa catĆ³lica, acerca de la copulaciĆ³n con diablos suprayacentes y subyacentes.
Por muy imaginativas que resulten estas teorĆas, tuvieron nefastas y duraderas consecuencias para la infelicidad de la gente. No solo por las numerosas vĆctimas de persecuciones y juicios sumarios que se cobraron, sino tambiĆ©n debido a la sostenida amenaza que la condena de los placeres significĆ³ para la vida cotidiana.
TĆRMINOS DE LA DISCRIMINACIĆN
Eunucos por el reino de los cielos estudia documentadamente una porciĆ³n crucial de la milenaria guerra de Occidente contra las mujeres.
A raĆz de planteos aristotĆ©licos, basados en pseudo-conocimientos biolĆ³gicos (como una supuesta cantidad diferente de agua en el organismo femenino y masculino) San Alberto Magno (m. 1280) y Santo TomĆ”s de Aquino concibieron al varĆ³n como el ser mĆ”s cercano a la perfecciĆ³n.
En cambio, en palabras de Ranke-Heinemann, āla mujer es un fracasoā (p. 172), un varĆ³n fallido. āResistir al placer sexual les resulta mĆ”s difĆcil por el hecho de que ellas poseen menos āfuerza de espĆrituā que los varones (p. 172)ā. Las mujeres solo habrĆan de resultar Ćŗtiles para ayudar al varĆ³n a reproducirse.
La autora se detiene para analizar las expresiones de la discriminaciĆ³n en el nivel filolĆ³gico. En este sentido, da cuenta de la discusiĆ³n habida en el campo de la teologĆa en el aƱo 585, cuando se planteĆ³ la cuestiĆ³n de si la mujer tiene alma.
Concretamente se debatiĆ³ acerca de si la mujer estĆ” contemplada en la palabra āhomoā, que designa tanto al ser humano como al varĆ³n. Por fortuna la cuestiĆ³n fue zanjada positivamente.
Por otra parte, en la palabra āfĆ©minaā, se manifiesta la inferioridad destinada a la mujer: āel nombre femina proviene de fides (fe) y minus (menos), luego femina significa: la que tiene menos fe; puesto que ella tiene y conserva siempre una fe menor por su natural constituciĆ³nā (p. 214).
Tomando en cuenta esta etimologĆa, ĀæquerrĆa el feminismo cambiar de nombreā¦?
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Finalizando, vuelvo a preguntarme, aunque retĆ³ricamente ahora: ĀæCĆ³mo puede ser que la obra de Uta Ranke-Heinemann no tenga un lugar de mayor relieve en el enfervorizado discurso feminista actual en el RĆo de la Plata?
Acaso el hecho de ser catĆ³lica, y teĆ³loga, silenciosamente excluyan a esta brillante mujer del universo de la correcciĆ³n ideolĆ³gica. Universo que se pretende purificado, entre otras cosas, de religiĆ³n.-
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Las citas son tomadas del libro Eunucos por el reino de los cielos. Iglesia catĆ³lica y sexualidad, Uta Ranke-Heinemann, Trotta, Madrid, 2005.